Pensar en corto, pensar en largo

5 pasos prácticos para romper con esta dicotomía

En 2011, el premio nobel de economía, Daniel Kahneman, publicó Pensar rápido, pensar despacio. Este bestseller, ganador de varios premios, está considerado como una de las obras más importantes sobre la toma de decisiones bajo incertidumbre. A lo largo de su libro, Kahneman estudia a fondo los sesgos cognitivos y las dicotomías creadas por nuestra mente.

Inspirándome en este gran libro, me he planteado escribir una serie de artículos sobre dicotomías habituales en nuestras vidas, que generan falsos debates y moldean creencias limitantes.

Aquí va la primera: ¿es más efectivo estar enfocado en lo inmediato o planificar a largo plazo?

Aparentemente, la mayoría responderíamos que ambos enfoques son necesarios. Tenemos que planificar a largo plazo y actuar teniendo metas a corto plazo. Parece una repuesta coherente, ¿verdad?

Efectivamente, esa respuesta es —digamos— de manual. Sin embargo, lo que observo en las conversaciones es otra cosa. Veo una continua discusión de las personas consigo mismas, en los equipos de trabajo y, en general, en las organizaciones sobre si es más importante la visión a largo plazo o la acción a corto.

Date una pequeña pausa. Para de leer y piensa 2 minutos: haz memoria, en las últimas semanas ¿cuántas de estas discusiones has observado?

Desde mi punto de vista, esta dicotomía no es tal porque en realidad los dos planteamientos son complementarios. La dificultad estriba en, justamente eso, saber abordar los dos niveles (largo y corto plazo) de forma que un enfoque no excluya al otro.

Efectivamente, muchas veces cuando tenemos que tomar decisiones no vemos abocados a tomar un camino u otro. En momentos de incertidumbre esta urgencia por elegir se vuelve más intensa. De este modo, nos estresamos, perdemos la perspectiva y nos autoimponemos la necesidad de ir hacia la derecha o hacia la izquierda: ¿tengo que pensar en el mañana, o es mejor vivir en el aquí y el ahora?

Justamente, la sensación de agobio por elegir bien es nuestro peor enemigo. Hay que saber afrontarlo con serenidad, sin entrar al combate. Sabiendo que siempre, siempre, siempre, hay, como mínimo, una tercera opción.

En el caso que nos ocupa, pensar en la tercera opción consiste en acoger la posibilidad de que se puede planificar a largo plazo y actuar en lo inmediato. Pero, ¿cómo puedo llevar esto a la práctica de un modo eficiente?

Todo en esta vida se reduce a hábitos correctos. Entrenándote en lo cotidiano aprendes a afrontar los momentos de incertidumbre con la efectividad que te da saber pensar en corto y en largo plazo.

Aquí te sugiero 5 herramientas que te ayudarán a coger este hábito y romper con esta dicotomía.

1) Ten siempre objetivos a largo plazo. Como mínimo de seis meses. Este hábito te ayudará trabajar con perspectivas largas, que, a su vez, te permitirá generar la automotivación propia de las metas ambiciosas. Los equipos de bajo rendimiento, lo son porque no se enfocan en sus metas vitales. Utilizo aquí vital con toda la intención: son los objetivos que dan vida y marcan el rumbo del equipo.

2) Divide tus objetivos en fases de acción coherentes y consecuentes. Te invito a que sean fases de máximo 4 semanas de duración. En un entorno incierto, detallar un plan de acción a más tiempo no es muy práctico. Esto te permitirá enfocarte en la consecución de las submetas que te van ayudar a conseguir tu gran meta (tu objetivo a largo plazo).

3) La final de cada fase, revisa y ajusta tu plan de fases de acción. A veces nos equivocamos al estimar los tiempos o recursos necesarios para conseguir un resultado. Así que será preciso hacer esos ajustes antes de emprender la siguiente fase.

4) Utiliza un panel, un cuadro, un documento… Algo que sea visual para ver la evolución de tu planificación de fases hacia tu gran objetivo. La visualización es una técnica muy poderosa para saber dónde estás, cuánto te falta por recorrer y cómo vas a avanzar.

5) Busca un cómplice y comparte tu plan de acción con él/ella. Alguien que te anime, te ayude en momentos de bajón y te haga ver aquellas cosas que te pasan desapercibidas.

Estas herramientas te ayudarán a trabajar con metas a largo y corto plazo. Ahora bien, lo más importante es que aceptes que es posible y muy necesario pensar en corto y en largo. Que interiorices la complementariedad de estos dos enfoques: planificación y acción está la clave del éxito.

En Cuántica Consulting te asesoramos, entrenamos y acompañamos para que rompas con las falsas dicotomías, rompas el muro de tus creencias limitantes y logres resultados extraordinarios.