Racional o emocional.

Claves para conseguir resultados extraordinarios

Siguiendo con los anteriores artículos sobre las falsas dicotomías prevalecientes, aquí planteo otro de los debates estériles que vengo observando desde mi adolescencia (por cierto, época difícil de la vida en la que desarrollas una especial sensibilidad hacia las falacias).

Se trata de la disyuntiva entre razón o corazón. ¿Es más importante dejarse llevar por el pensamiento racional o hay que escuchar al corazón?

Al igual que en los otros casos que he tratado en los anteriores artículos, este tipo de dicotomías son falsas ya que contraponen de forma excluyente enfoques complementarios.

Los sabios antiguos, como Hipócrates, intuían que el cerebro era el responsable de las interacciones de las diferentes dimensiones de nuestra existencia: intelectual, emocional y moral. Hoy la neurociencia ha validado esas hipótesis. Ya sabemos que nuestro cerebro es un órgano muy complejo, que está dividido en tres partes (reptiliano, límbico y neocórtex) que funcionan como un todo.

No es mi intención entrar en los detalles del funcionamiento del cerebro. Lo que quiero dejar constancia es que las diferentes partes de nuestra materia gris interactúan continuamente. La parte más racional (neocórtex) y la más emocional (límbico) no funcionan de forma independiente. Se interrelacionan constantemente como partes de un único sistema.

Desde mi punto de vista, estos descubrimientos dejan en evidencia la falsa dicotomía de razón o corazón y sus variantes. Pero, ¿qué implicaciones tiene entender esto en nuestro día a día? ¿Qué nos permite conseguir?

En primer lugar, identificar una falacia y no dejarse arrastrar por las controversias inútiles que fomenta, nos da un mayor grado de libertad. Esta mayor apertura mental, nos permite pensar de un modo más coherente con el funcionamiento natural de nuestro organismo. Por tanto, nos hace ser más creativos.

En segundo lugar, nos permite comprender que la realidad es compleja y que los reduccionismos de esto o aquello (derecha o izquierda, ciencia o religión, teoría o práctica, etc.) son simplificaciones grotescas de la vida. Abrazar la complejidad nos ayuda a ser más flexibles y adaptables. En definitiva, ser más resilientes.

En tercer lugar, nos ayuda a tener una vida más saludable. Las emociones nos traen información sobre lo que está ocurriendo en nuestro cuerpo. Esto afecta a nuestra forma de pensar. Comprender esta interrelación, nos permite encontrar una coherencia entre nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Pretender racionalizar todo, dejando de un lado los sentimientos es tan limitante como dejarse llevar solo por las emociones.

A lo largo de la historia hemos visto movimientos que propugnaban por la racionalidad por encima de todo, y otros que reivindicaban el derecho a vivir de acuerdo a los sentimientos libres del yugo de la razón y la normas. Una historia llena de contradicciones, luchas y sufrimientos.

Ha llegado el momento de la madurez. Ha llegado el momento de ser emocionalmente inteligentes: hallar una armonía entre nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos.

En Cuántica Consulting te asesoramos, entrenamos y acompañamos para que desarrolles tu inteligencia emocional y así hacer de lo ordinario algo extraordinario.