Cuando algo se vuelve tendencia todos queremos subirnos a ese tren. ¿Pero sabemos realmente a dónde se dirige ese tren? ¿Estamos preparados para ese viaje?

Cuando Alistair Cockburn (uno de los padres fundadores del Agile Software Development) visitó la sede de Spotify expreso su alegría al ver que, por fin, había encontrado lo que venía buscando desde 1992: una organización realmente Agile.

Esta historia invita a pensar que implementar la matriz Agile en una empresa no es sencillo de conseguir, ni una tarea que pueda lograrse de la noche a la mañana.

Así que eso de “ser Agile” no es una tendencia, ni una moda, ni una consigna. Se trata de formas de trabajar que permiten a las organizaciones ser más rápidas, más ágiles y más receptivas a las cambiantes demandas de los clientes, a tenor de unos valores y principios.

No es mi objetivo desgranar aquí los valores y principios del Agile. Los podéis leer vosotros mismos en el “Manifiesto por el Desarrollo Ágil de Software”.

Mi propósito al escribir estas líneas es subrayar 3 aspectos, que me parecen muy importantes a tener en cuenta por los directivos o responsables de departamento que están pensando en implementar el Agile en sus equipos, departamentos o empresa.

  1. Agile busca crear una experiencia extraordinaria para los clientes y un entorno de trabajo agradable para los empleados. Si tus objetivos principales no son estos y te embarcas en un proceso Agile, te encontrarás con serias dificultades y las probabilidades de fracasar son muy grandes. Es como intentar correr el Dakar con una berlina de lujo.
  • Agile requiere de un estilo de liderazgo que esté presidido por la confianza y transparencia. Se trata de minimizar el control y abrazar la complejidad y la incertidumbre (Agile está pensado para gestionar problemas y proyectos complejos). Si todavía no has desarrollado una cultura de liderazgo así, es mejor que no te embarques en procesos Agile.
  • Agile se sustenta en el trabajo colaborativo de equipos autoorganizados. Si no estás dispuesto a dar mucha autonomía a los equipos de trabajo y no tienes mucha tolerancia hacia el error, nuevamente, Agile no es para ti.

Ahora bien, no todas organizaciones pueden ser Agile, ni todo puede realizarse con este tipo de metodologías. Es importante darse cuenta de esto y saber que, aunque son muchas las bondades de la agilidad, requiere de un management específico.

Dicho esto, si estás dispuesto a adaptar tu empresa a la agilidad, estás preparado para implementar el Agile. Y enhorabuena, porque esta forma de trabajar tiene grandes ventajas y beneficios para tus clientes, tus empleados y tu organización. Te doy unos pocos datos al respecto.

  • Los proyectos Agile son un 28% más exitosos que los proyectos tradicionales (PwC).
  • El 71% de las empresas que adoptan Agile, lo hacen porque estas metodologías reducen los costes de los proyectos (stateofagile.com).
  • El 69% de las empresas que han adoptado Agile reconocen que aumenta la habilidad de la gestión de cambio de prioridades entre sus empleados (stateofagile.com).
  • El 64% de las empresas que han adoptado Agile reconocen que aumenta la motivación de los equipos (stateofagile.com).

Estos y otros muchos datos positivos hacen que, según una encuesta de Forbes a más de 500 Ejecutivos sénior alrededor del mundo, el 92% afirme que la agilidad en las organizaciones es vital para el éxito en los negocios.

Sin embargo, recuerda que para ser Agile hay que saber de qué va exactamente y qué necesitas para que este viaje sea exitoso.

En Cuántica Consulting te asesoramos, entrenamos y acompañamos para que puedas afrontar de un modo efectivo los retos de la agilidad.